Se ofrece en este
sitio información sobre COVID-19, que, según la OMS, es una nueva enfermedad contagiosa que está desencadenando una pandemia.
En los medios de
comunicación masivos no se suele encontrar información y comentarios independientes y
críticos sobre este tema. Si hasta ahora usted se informó únicamente a través
de la televisión, los diarios principales, los políticos y el “comité de
expertos” médico, puede que le resulten sorprendentes algunos de los contenidos
de este blog.
Muchos de los
textos y videos que se presentan están en inglés. Para los que no saben mucho
inglés, en los videos de YouTube, pueden ayudarse con la función de traductor
automático. Y lo mismo con los textos. O buscar traducciones o subtítulos que
se hayan hecho, si existen.
Este blog se
actualizará agregando entradas y completando las entradas ya existentes. No
seguirá el orden de un típico blog donde las entradas nuevas aparecen al
principio. Las entradas nuevas aparecerán en algún sitio debajo de esta
introducción.
Las
actualizaciones se anunciarán en el siguiente historial:
HISTORIAL DE ACTUALIZACIONES
+ 02-05-2020.Primera versión del sitio.
+ 27-05-2020: LA JUGADA MAESTRA DE MAGUFULI, (ANTI) VACUNAS, BILL GATES, SARA CUNIAL, LA MIRADA DEL DR. ÁNGEL GRACIA, EL BLOG DE JON
RAPPOPORT (se agregaron dos audios que son parte de la serie La Creación de la Falsa Pandemia ), EL LADO OSCURO
DE LA ETIQUETA “COVID-19” (se agregó el punto #5, un video con el testimonio de
directores de funerarias de EEUU), HOSPITALES (se
agregó el punto #2), OTROS VIDEOS Y
ARTÍCULOS (se agregaron los puntos #3 y #5), PROTESTAS 2 (se
agregaron dos videos de protestas y represión policial en Londres y Berlín)
1- La enfermedad
llamada “Covid-19” no está bien definida, y no tiene síntomas específicos claros.
Sus síntomas son los de lo que se llama “resfrío”, “gripe”, “bronquitis”,
“neumonía”, etc. La mayoría de los etiquetados con “Covid” son “asintomáticos”,
o sea, sanos.
2- Un “caso de
Covid” no significa mucho, ya que es sólo el resultado de aplicar un test
precario sin conexión probada con la causa real de la patología. Y la pandemia
depende de ese testeo precario. O sea, los números de casos son irrelevantes.
3- No está
probado que “Covid” se transmita por la saliva, y en base a esa presunción se
resolvieron medidas autoritarias como la suspensión de trabajos y actividades,
el distanciamiento social y el uso de barbijos.
4- Por otro lado,
aún si fuese contagioso, eso no probaría que la partícula llamada Sars-Cov-2 es
la responsable. Para eso, debería hacerse otro experimento de transmisión con
Sars-Cov-2 purificado, que tampoco se realizó.
5- Aún si todo
esto fuera claramente probado (y no lo está ni por casualidad), incluso los
números oficiales no son indicadores de una pandemia, o de algún fenómeno que
implique tomar medidas drásticas, si se lo compara con los casos y muertes
precipitadas por patologías respiratorias de otros años.
6- Los puntos 3 y 4 deberían ser probados antes de tomar medidas drásticas y autoritarias que
conllevan graves consecuencias sociales, económicas y psicológicas para la
población mundial. Estas consecuencias también implican miseria, enfermedad
física y psicológica, suicidios, etc., aspectos que no son reflejados en los
medios de comunicación que siguen la agenda de la “pandemia”.
7- El hecho de que
no haya voluntad en probar los puntos 3 y 4 indica que las medidas
autoritarias y absurdas corresponden a una agenda que no tiene nada que ver con
la salud pública. En realidad, numerosos datos incluidos en este
blog, y muchos otros que aún no se incluyeron, indican claramente, sin dejar
dudas, que la “pandemia” es una operación de terrorismo psicológico y control
social, una crisis programada para implementar cambios en nuestra forma de vida
según los intereses de ciertas instituciones, corporaciones y personas que
manejan las políticas globales.
En mayo de 2010,
la Fundación Rockefeller publicó un
texto llamado “Scenarios for the Future of Technology and International
Development” (Escenarios para el futuro de la tecnología y el desarrollo
internacional).
El documento hace
uso del scenario planning (planeamiento
de escenarios o situaciones), “un proceso de creación de narrativas sobre el
futuro basado en factores que probablemente afecten una particular serie de desafíos
y oportunidades”.
La fundación
contó con la colaboración del Global Business Network, que fue una
consultora de empresas y organizaciones especializada en scenario planning. Y en especial con la de Peter Schwartz, uno de los fundadores de la consultora, “futurista”
y experto en imaginar escenarios futuros.
“Creemos que la
planificación de escenarios tiene un gran potencial de aplicación en filantropía para identificar
intervenciones únicas, simular y ensayar decisiones importantes que podrían
tener implicaciones profundas, y resaltar áreas previamente desconocidas de
conexión e intersección. Principalmente, proveyendo una estructura metodológica
que nos ayude a focalizarnos en lo que no sabemos, en vez de lo que ya sabemos.”,
escribe Judith Rodin, la presidenta de la fundación en el prólogo al documento
(los resaltados son del autor de este post).
“La planificación
de escenarios nos permite conseguir resultados más efectivamente.”
Uno podría pensar
que “conseguir resultados” quiere decir en realidad “llevar a cabo” las
narrativas imaginadas, hacerlas realidad. Porque, ¿por qué una fundación
interesada en la filantropía invertiría su tiempo en imaginar escenarios como
el Lock Step, que describiremos a
continuación?
Y en efecto, esta
interpretación es confirmada por el mismo documento, más adelante, en la página
12: “Los escenarios son un medio a través de los cuales grandes cambios pueden
ser no sólo imaginados, sino también
hechos realidad”.
Pasando a la
página 18, nos encontramos con el primer escenario, el Lock Step. “Lockstep” o “Lock-step”,
en inglés, se refiere a dos o más cosas que hacen una misma acción en
simultáneo. Por ejemplo, dos personas que bailan en lockstep.La marcha lockstep es la que soldados marchan en
sincronía. También puede referirse a un modo de hacer algo al que se adhiere y
no permite la individualidad. Y “Lock Step”, las dos palabras separadas, también
se puede interpretar literalmente, como “La etapa del bloqueo (o la cerradura)”
(que remite a la inmovilización o al encierro).
“En 2012, la
pandemia que el mundo había estado anticipando por años finalmente llega. A
diferencia del H1N1 del 2009, esta nueva cepa de influenza, originada de gansos
salvajes, fue extremadamente virulenta y mortal. Hasta las naciones más preparadas
fueron rápidamente abrumadas cuando el virus recorrió rápidamente el mundo,
infectando alrededor del 20 por ciento de la población mundial y matando 8
millones en sólo siete semanas, la mayoría de ellos adultos sanos. La pandemia
tuvo también un efecto letal en las economías: la movilidad internacional tanto
de personas como de bienes se detuvo abruptamente, debilitando industrias como
el turismo y quebrando la cadena global de suministros. Y localmente, negocios
normalmente llenos de gente y edificios de oficinas permanecieron vacíos por
meses, sin empleados ni clientes.”
Nótese el uso del
pasado para relatar sucesos del futuro (el texto se escribió en 2010).
“La política
inicial de los Estados Unidos de “disuadir fuertemente” a los ciudadanos de
viajar en avión resultó mortal en su indulgencia, acelerando la propagación del
virus no sólo en EEUU sino a través de las fronteras. Sin embargo, algunos países
obraron mejor, en particular China. La rápida imposición del gobierno chino de
una cuarentena obligatoria para todos los ciudadanos, y el inmediato y casi
hermético cierre de fronteras, salvó millones de vidas, deteniendo la
propagación del virus mucho antes que otros países y permitiendo una
recuperación post-pandemia más veloz.”
“El gobierno de
China no fue el único que tomó medidas extremas para proteger a los ciudadanos
del riesgo y la exposición. Durante la pandemia, los líderes de las naciones
alrededor del mundo exhibieron su autoridad e impusieron reglas y restricciones
rígidas, desde el uso obligado de barbijos hasta el control de temperatura
corporal en las entradas a espacios comunales como estaciones de tren y
supermercados. Incluso después que la pandemia desapareció, este control
autoritario y la vigilancia de los ciudadanos y sus actividades permanecieron e
incluso se intensificaron. De manera de protegerse de la propagación de
problemas globales, desde pandemias y terrorismo transnacional hasta crisis
ambientales y pobreza creciente, los líderes del mundo tomaron un control más firme del poder.”
“Al principio, la
noción de un mundo más controlado ganó una amplia aceptación y aprobación. Los
ciudadanos voluntariamente cedieron algo de su autonomía y privacidad a estados
más paternalistas a cambio de una mayor seguridad y estabilidad. Los ciudadanos
eran más tolerantes, e incluso deseosos, de directivas verticales y de vigilancia,
y los líderes nacionales tuvieron más libertad para imponer el orden de la
manera en que les parecía conveniente.”
Ya en 2014, el
periodista Harry Vox, en un programa
de televisión, analizó críticamente el texto de la Fundación Rockefeller:
Y eso que en esa
época Vox comentaba el documento en relación a un brote de ébola, no a la
situación actual, que es un calco del escenario imaginado. Para saber qué
piensa Harry Vox ahora, visiten sus sitios:
El artículo,
además de reseñar “Scenarios…”, otorga más información sobre Peter Schwartz, el
mencionado experto en planificación de escenarios. Y termina con este párrafo:
“Schwartz, uno de
responsables del documento, es el Vicepresidente Senior de Planeamiento Estratégico
de Salesforce. El fundador de Salesforce y CEO Marc Benioff es el presidente del
Centro para la Cuarta Revolución Industrial en San Francisco, del Foro
Económico Mundial. El 13 de junio de 2019, el Foro Económico Mundial se asoció
con Naciones Unidas. EL 11 de marzo de 2020, el Foro Económico Mundial anunció
una asociación con la Organización Mundial de Salud (OMS, una agencia de
Naciones Unidas) para establecer la COVID
Action Platform For Business. Este mismo día la OMS declaró oficialmente a la
COVID-19 una pandemia. Esta es la consolidación del poder global, ocurriendo en
tiempo real.”
El canadiense
David Crowe, además de trabajar como consultor en telecomunicaciones, tiene una
licenciatura en Biología y Matemática. Crowe también es investigador
especializado en ciencia y medicina y es el anfitrión del podcast El Mito Infeccioso.
Crowe escribió un
excelente estudio que analiza en detalle el fenómeno COVID-19:
“La epidemia que emanó de Wuhan, China, en
diciembre de 2019 es una epidemia de testeo. No hay prueba de que un virus sea
detectado por el test y no hay absolutamente ninguna preocupación sobre si hay
una número significativo de falsos positivos. Lo que se publica en revistas
médicas no es ciencia. Cada artículo tiene el objetivo de aumentar el pánico
interpretando los datos sólo de una manera que beneficie la teoría viral, aún
cuando los datos son confusos o contradictorios. En otras palabras, los
artículos médicos son propaganda.”
“No hay manera de decir que el ARN que se usa en
el test PCR del nuevo coronavirus sea encontrado en esas partículas vistas en
el microscopio electrónico. No hay conexión entre el test y las partículas, y
no hay prueba que las partículas sean virales.”
“El testeo en una etapa tan temprana del
conocimiento es increíblemente peligroso. Propaga el pánico,puede hacer que la gente tome peligrosas
medicaciones, y otras circunstancias de sus tratamientos pueden ser física y
psicológicamente nocivas (como la intubación y el aislamiento, y aún el hecho
de observar a doctores y médicos vestidos en trajes especiales, enfatizando qué
tan mortalmente enfermo estás).”
También se puede acceder
a otros artículos y audios de Crowe sobre Covid-19 y otros temas médicos en la
página:
Jon Rappoport es un periodista de investigación especializado en política y medicina. Es una de las principales referencias a la hora de buscar información sobre COVID-19. Se recomienda visitar su blog en:
Desde que en los 80’s empezó a estudiar el fenómeno del SIDA, Rappoport tiene una vasta experiencia en el análisis de epidemias y en lo que se esconde detrás de ellas.
Es un artículo introductorio, pero para entender el fenómeno Covid-19 es necesario adentrarse en sus especificidades. Por eso, se sugiere recorrer el blog y leer los demás artículos sobre Covid-19. Rappoport se
destaca, además de por la información que otorga, por su estilo irónico y a
veces satírico, y por combinar en algunos artículos la información con la
escritura creativa.
También se
recomienda escuchar los audios que Rappoport grabó:
Rappoport habla sobre los temas que expuso en su blog. Y entre otras cosas comenta
sobre la EIS (Epidemic Intelligence Service) de la CDC (Centers for Disease
Control and Prevention) y del vicio “una enfermedad-una causa”, un pragmatismo necesario
para sostener la ilusión de una pandemia, y que la mayoría de la gente acepta
gustosamente.
Asimismo, en la
tercera parte de los audios, Rappoport opina que las teorías conspirativas que
imaginan un virus diseñado en un laboratorio y liberado en la población por
error o intencionalmente como un arma biológica, siguen teniendo la lógica de
“una enfermedad-una causa”. Cuando todos estos “casos de Covid”, que son
reportados diariamente en todos los medios masivos, tienen diferentes cuadros
patológicos, y se enfermaron por diversas causas, pero son todos agrupados en el mismo paquete, por medio de un test inútil.
Sobre las
intenciones de la falsa pandemia y de la cuarentena, Rappoport dice: “Esto es
una guerra económica contra la población. Es un porcentaje significativo de la
población mundial. Y el objetivo de la destrucción es destruir.”
Luego grabó dos
conversaciones con la anfitriona de Solari Report, Catherine Austin Fitts:
citando la misma
información que los fabricantes de los test de PCR ofrecen, y ofreciendo al
final los links a los manuales de los distintos dispositivos.
También David
Crowe, en el artículo presentado anteriormente,(https://theinfectiousmyth.com/book/CoronavirusPanic.pdf), hace una muy
buena explicación técnica de los test de PCR. Y asimismo Andrew Kaufman, en un
video de un próximo post, comenta sobre los PCR.
No es necesario
que haya un virus para crear una pandemia. Basta con crear un test, y con
identificar una secuencia de ARN de un supuesto virus.
Se detectó la
secuencia del supuesto nuevo virus antes que este haya sido aislado y
purificado correctamente, y comprobado que esa partícula es la causa de la
enfermedad de la persona a la que se le tomó la muestra (para lo que habría que
hacer una serie de pruebas de transmisión con muchos voluntarios, y usando
placebos de control).
El test de PCR
detecta en el mejor de los casos sólo un segmento de un ARN. Pero por un lado,
no es muy eficaz. Y por otro, el material genético que detecta puede pertenecer
a cualquier cosa: un elemento natural del mismo cuerpo, o un resultado de una
inflamación, y no una causa. También puede detectar otros supuestos coronavirus
(hay teóricamente decenas de cepas). Y la “pandemia” se construye así,
generando “casos de Covid” con ese test inútil.
O sea, un “caso
de Covid” no significa mucho, ya que es el resultado de aplicar un test precario sin conexión probada con la causa real de la patología.
Además, el test
de PCR es cualitativo, no cuantitativo, o sea que no dice si el paciente tiene
una carga viral suficiente como para estar enfermo.
El otro test
usado es el que detecta anticuerpos, que es aún menos fidedigno. Y no está claro
si un positivo en un test de anticuerpos quiere decir que el paciente está
enfermo, o si el paciente ya tuvo la enfermedad y por eso desarrolló los
anticuerpos. Al respecto, Rappoport escribió sobrelos test de anticuerpos rápidos:
En la Argentina,
en la Ciudad de Buenos Aires, estuvieron usando estos test rápidos con cientos
de voluntarios en estaciones de trenes, que hicieron una larga cola sin saber
que el testeo no servía para diagnosticarlos, sino únicamente como “estudio
epidemiológico”. Es decir, como conejillos de india para un test que nadie, ni
las autoridades médicas, ni la OMS, saben para qué sirve. En realidad, dicen
que el test sirve para medir la “circulación viral”, pero se llevaron la sorpresa
de que una cantidad ínfima de personas dio positiva, sólo 8 de 1270 testeadas,
lo que indicaría que el virus no estuvo “circulando” como pensaban.
Pero por las
dudas, si un asintomático tiene un resultado positivo “se procede a establecer
las pautas protocolo de aislamiento obligatorio”
(https://www.infobae.com/sociedad/2020/04/29/detectaron-el-primer-caso-positivo-de-anticuerpos-de-coronavirus-en-los-testeos-rapidos-realizados-en-retiro/).
O sea que esa persona sana, además de haber hecho la cola, se tiene que quedar
encerrada dos semanas en su casa, incluso cuando la OMS dijo que el test no
sirve para diagnosticar. Y además, siguiendo la “lógica” médica, esa persona
podría estar inmune, y en ese caso debería estar exceptuada completamente de la
cuarentena.
A veces los
“casos de Covid” son increíblemente diagnosticados sin test, sólo por síntomas.
Y en China, al principio, se usaban tomografías computadas de pulmones, como si
en estas imágenes pudiesen verse virus. Virus, que, como se dijo, no se probó
que sean la causa de lo que llaman “Covid-19”, una enfermedad o síndrome poco
definido y con los mismos síntomas del resfrío, la gripe, la bronquitis, la
neumonía y otras patologías del tracto respiratorio. Y por ende “Covid-19” podría
ser meramente una nueva etiqueta aplicada a patologías ya conocidas, a menos
que se pruebe lo contrario.
Todas las pruebas
necesarias deberían realizarse antes de encerrar a medio mundo en su casa,
suspenderle sus proyectos y sus trabajos vitales e imponerle normas absurdas. A
menos que la agenda no esté relacionada con la ciencia y la salud pública.
Los “portadores asintomáticos”
son personas completamente sanas a las que el test les dice que son “casos de
Covid” (y hay un estudio que indica que hay un 80% de falsos positivos en
asintomáticos).
El concepto de “portador
asintomático” es interesante. Primero, porque está en contra del primer
postulado de Koch (“El agente patógeno debe estar presente en los organismos
enfermos y ausente en los sanos”). Y segundo, porque muestra que el virus no es
capaz por sí mismo de provocar una patología, o de controlar la intensidad de
la misma. O sea, otros factores entran en juego. ¿Cuáles son estos factores? ¿Y
por qué no pensar que la persona enferma sólo por esos otros factores, y que el
supuesto virus no juega ningún papel como responsable? Nunca se tuvo miedo que una
persona sana contagie de algo. Con el fenómeno Covid-19, al principio, también
era así. Luego, empezaron a decir que los “asintomáticos” podían transmitir,
pero que era muy difícil. Después, los “asintomáticos”, por directiva de las
autoridades, se convirtieron en muy probables transmisores, y toda la gente
sana pasó a ser sospechosa de transmitir la enfermedad. Lo mismo pasó con el barbijo. Con
la “epidemia” de Gripe A del 2009, y al principio de la de Covid-19, los
barbijos no se recomendaban. Porque la gente se terminaba tocando más la cara,
y la humedad provocada y la falta de aire fresco eran contraproducentes. Eran
cosas de los chinos. Ahora, no se puede entrar a un local sin barbijo, si uno
no quiere ser denunciado y multado. Y la gente los usa en la calle
mayoritariamente, aunque no sea obligatorio. Tampoco está probado que Covid-19
se transmita por medio de la saliva, para justificar el distanciamiento y el
uso de barbijos. Y la OMS misma dice que no se
transmite por el aire.
Además, si
Covid-19 se transmite por gotas de saliva, y aún si se supone que la gente
cuando habla se la pasa escupiendo a las personas que tiene alrededor, el
barbijo sería completamente suficiente para frenar la invasión de saliva. O sea
que, usando barbijo, sería totalmente posible retomar las actividades normales
y eliminar el distanciamiento social. Pero las medidas de los gobiernos
piden cuarentena Y barbijo. Cuando, aún siguiendo la lógica de la pseudociencia
en la que están basadas, bastaría con el uso de barbijo solo. Por motivos curiosos, la gran
mayoría de la gente acepta todo esto como algo razonable, y no ve el absurdo,
las mentiras y el obsceno abuso de poder.
Encerrar a
personas sanas u obligarlas a usar barbijo no tiene nada que ver con la salud
pública y responde a otra agenda. Por eso se inventó el concepto de “portador
asintomático” como potencial transmisor del virus. Aún cuando siguiendo la
“lógica” de las autoridades y su pseudociencia lo mejor sería que todos nos
convirtamos en “portadores asintomáticos” inmunes a la enfermedad, haciendo una
vida normal. Y los que tienen una salud frágil, o tienen miedo, tienen la
opción de hacer cuarentena voluntaria o usar barbijo, si creen en la
pseudociencia oficial.
Dos artículos satíricos
de Jon Rappoport sobre el tema:
donde Brian, el
presentador de ese Vlog, termina con esta reflexión:
“Toda esta gente tímida y seguidora de órdenes
prefiere la calma del despotismo al tempestuoso mar de la libertad. Entonces,
cuando mirás a este rebaño sectario de inmunocomprometidos creado por el gobierno
reverenciando y obedeciendo a sus amos, los sacerdotes criminales llamados políticos y la
iglesia llamada gobierno, y, mientras se consolidan en su culto de personalidad
y se afianzan en su propio sarcófago de disonancia cognitiva apagando su
pensamiento crítico y creyéndole a la firma de relaciones públicas del complejo
militar-industrial y de las compañías farmacéuticas y de biotecnología llamada
Medios Mainstream, tengan en cuenta que nunca será una medida de buena salud
mental el ser considerado bien adaptado a la profundamente enferma sociedad”
El presidente de
Tanzania John Magufuli, en un discurso público, reveló que mandaron al
laboratorio de diagnóstico de Covid-19 muestras de animales, frutas y aceite de
autos, etiquetadas como si fueran de personas. Las muestras de una papaya, una
codorniz y una cabra dieron positivo.
Magufuli de esta
manera apunta al corazón de la pandemia, al testeo, al que ridiculiza con una
brillante maniobra. Seguramente no es casualidad que Magufuli tenga un
doctorado en Química, materia de la cual también fue docente.
Nótese que se menciona
que incluso la OMS sostiene que no hay evidencia de que las máscaras prevengan
el contagio. Y lo mismo dice la CDC de EEUU en un estudio sobre influenza, en
el que además se afirma: “Es esencial resaltar que los mecanismos de
transmisión de persona a persona en la comunidad no han sido completamente
determinados [esta oración no fue escrita en la traducción al español]. Sigue
existiendo controversia sobre el papel de la transmisión por medio de aerosoles
de partículas finas.” (“aerosoles de
partículas finas” se refiere a pequeñas gotas de saliva que saldrían de la boca)
En realidad, no
hace falta ningún estudio para darse cuenta que el uso prolongado de barbijos
no es saludable. Necesitamos respirar aire fresco. Si uno siente que le falta el
aire, y cuando se saca el tapaboca respira aliviado, es claro que el tapaboca
no es bueno.
El argumento que
sostiene que los virus son más chicos que los poros de los barbijos de tela y
por eso no impiden su paso tampoco es razonable. Ya que, según la explicación
oficial, estas partículas llamadas virus no se trasladarían en el vacío, si no
que están contenidas en gotas de saliva. Y el barbijo frena el impacto de esas
gotas. A menos que la cantidad de saliva sea tan grande que la tela se
humedezca y luego la boca del portador del barbijo tenga contacto con esa porción
de tela húmeda.
El uso de
tapaboca, sobre todo si es grueso, puede ser útil en los días de mucho frío. En
realidad, estaría cumpliendo la misma función que una bufanda tapando la boca. Ya
que el frío, y el enfriamiento del cuerpo por tiempo prolongado, es un factor
directo de patologías del tracto respiratorio, a pesar que la ciencia médica lo niegue,
contra la experiencia y el sentido común. Pero, claro está, también debería uno
abrigarse bien todo el cuerpo, incluyendo el cuello. Y si uno se tapa la boca,
con bufanda o tapaboca, sólo debería ser por poco tiempo, o respirar aire
fresco de vez en cuando. (El tema del frío y el stress psicológico como factores
directos de resfríos, se desarrollará en otra entrada, y es también mencionado
por el Dr. Ángel Gracia en uno de los videos en la entrada dedicada a él).
Pero lo
fundamental es que el uso de barbijos (y también el distanciamiento social)
están basados únicamente en la presunción que este síndrome llamado “Covid-19”
(que agrupa por medio de un testeo precario o inútil casos de lo que hasta hace
poco se llamaba “resfrío”, “gripe”, “bronquitis”, “neumonía”, etc., y que es
mayormente “asintomático”) es transmitido por medio de gotas de saliva. Estas
gotas serían lanzadas por los potenciales portadores del virus a dos metros de
distancia cuando hablan, y a ocho metros cuando estornudan, y aterrizarían
exactamente en las cavidades de otras personas, así comenzando el proceso
infeccioso.
Esto no fue
probado, y no se hizo ningún estudio que lo muestre, a pesar de que hicieron
decenas de otros estudios y se invirtieron grandes sumas de dinero.
Si esto no es
probado, todo el circo está basado en suposiciones o mentiras.
La prueba debería
venir antes de las medidas totalitarias, no después.
Es fácil probar
esto. Ni siquiera es necesario tener un laboratorio sofisticado, sólo
voluntarios bien pagos.
Por otro lado, aún
si fuese contagioso, eso no probaría que la partícula llamada Sars-Cov-2 es la
responsable. Para eso, debería hacerse otro experimento de transmisión con
Sars-Cov-2 purificado, que tampoco se realizó.
El hecho que no
se hayan realizado estos experimentos demuestra que las medidas autoritarias obedecen a otra agenda.
La presunción del
contagio por saliva, además de los daños sociales y económicos, provoca daños
psicológicos y convierte a las personas en lunáticos germofóbicos.
Y también está el
aspecto simbólico, que no es menor. La esclavitud.
NOTA: Puede que usted
use tapaboca no porque esté de acuerdo con su uso, sino sólo porque en su
ciudad es obligatorio y no quiere hacer la diferencia, o recibir una multa.
Para lo primero, se sugiere que sí haga la diferencia.
Para lo segundo,
al menos en la Ciudad de Buenos Aires, donde en teoría es obligatorio usar
tapaboca en la calle, no hay nadie que haga cumplir esa medida. Los transeúntes
no te dicen nada si no usás. Y los policías tampoco, aunque pases delante de
ellos. Y si te dicen algo: “No sabía…”, “¿Pero no era sólo para entrar en las tiendas?”, “No recibí una notificación”, “Me hace mal y el médico me lo
prohibió, me dijo que es insalubre, sobre todo para mí que tengo problemas
circulatorios…”, “Sí, lo tengo en
el bolsillo, me lo saqué un rato para tomar agua, y además estuve a punto de
morir por hipoxia, pero está bien, oficial, ya me lo coloco de nuevo”, etc.
Para las tiendas es distinto. Tal vez no vale la
pena incomodar al propietario por un rato con tapabocas.
En el siguiente video, el médico Andrew
Kaufman analiza el fenómeno Covid-19 desde su aparición en Wuhan,
China. Explica el test de PCR y dice que es muy poco fiable. Además,
compara las imágenes de exosomas de una muestra de líquido pulmonar, con las
imágenes del supuesto SARS-CoV-2, y ambas son muy parecidas. También compara
las características de ambas partículas, que son iguales. O sea, cree que el
ARN que se detecta en realidad corresponde a exosomas, que son liberados por el
propio cuerpo ante un agravio, sea un tóxico, una infección, o incluso stress
psicológico o miedo.
“Cuando se confina a gente sana, eso es prisión
domiciliaria, no cuarentena.”
En el siguiente video, Kaufman
describe y compara los postulados de Koch y los de Rivers, que son reglas para
determinar si un microorganismo es responsable de una enfermedad.
Luego analiza un artículo médico
sobre el SARS del 2003 que asegura que los criterios de Rivers fueron
cumplidos, pero Kaufman dice que esto no es verdad y explica el porqué. Y lo
mismo hace con cuatro artículos sobre Covid-19. Y al final, Kaufman analiza
cómo a partir de mentiras y de suposiciones precarias, no probadas
científicamente, se crean falsas certitudes que dan origen a la nueva
enfermedad “Covid-19” y a la “pandemia”.
Además de Andrew Kaufman,
mencionado en la entrada anterior, hay otros médicos y científicos que ponen en
duda la existencia de virus patógenos. Es el caso de Stefan Lanka,
un biólogo y virólogo alemán.
Lanka estaba tan convencido que
el virus del sarampión no existía, o que al menos no se habían cumplido los
requisitos científicos para demostrar su existencia, que ofreció 100.000 euros
al que aportara documentación que sí la demostrara. Un joven médico presentó unos
artículos, que Lanka consideró no cumplían con los requisitos para pagar la
recompensa. El joven médico llevó el caso a la justicia, y esta condenó a Lanka
a pagarle. Pero más adelante, en 2016, otro tribunal le dio la razón a Lanka. Y
así, el desafío sobre la existencia del virus del sarampión sigue abierto. La página de la institución de
Lanka con información sobre el proceso: https://wissenschafftplus.de/blog/de Un artículo que narra lo
sucedido: http://nuevamedicinaperu.blogspot.com/2018/06/la-existencia-del-virus-del-sarampion.html Y un video con reportajes a los
protagonistas del proceso:
Lanka no sólo no cree que el
virus del sarampión no fue aislado, microfotografiado e identificado
correctamente, sino que piensa que lo mismo ocurre con cualquier virus
considerado patógeno, y que “en la realidad del cuerpo y sus mecanismos, no hay
lugar para hipotéticos procesos malignos. Todos los procesos biológicos,
incluso aquellos que pueden terminar en sufrimiento, dolor y muerte, tienen
originalmente la intención de ser útiles”. Eso escribe Lanka en este artículo: https://wissenschafftplus.de/uploads/article/Dismantling-the-Virus-Theory.pdf . Ver también estos videos: - Una presentación en ocasión de
la Gripe A del 2009, donde Lanka afirma que la concepción de los virus
patógenos es funcional al poder de los Estados Nación y a una mentalidad
guerrera: - Una entrevista en dos partes: PARTE 1: https://www.youtube.com/watch?v=v9Gd2s7e3QQ
Por su trabajo y sus ideas,
Stefan Lanka está siendo mencionado en varios artículos y videos que analizan
el fenómeno Covid-19. Algunos de ellos tienen un punto de vista vinculado
a la medicina naturista, holística o “alternativa”, como la Nueva
Medicina Germánica, a la que Lanka es afín.
Cabe mencionar que Lanka, al
considerar que el virus de sarampión no existe, no está negando la existencia
de la enfermedad llamada sarampión. Sino que lo que pone en duda es la causa de
la enfermedad.
El virus VIH también ha sido muy
cuestionado, y varios investigadores consideran que no es la causa de la
enfermedad SIDA. Y además se critica que lo que se llama SIDA en realidad son
diversos procesos patológicos que son agrupados con la misma etiqueta. Sobre el
VIH y el SIDA, se recomienda el documental House of Numbers:
que sirve para introducirse en el
tema. Los entrevistados incluyen a los descubridores del VIH Luc Montagnier y
Robert Gallo, Anthony Fauci (consejero de la Casa Blanca y actual miembro del
White House Coronavirus Task Force) y los “negacionistas” Peter Duesberg y Kary
Mullis (que fue el inventor de la PCR - polymerase chain reaction-, la técnica
en la que se basan los test de PCR usados actualmente para la Covid).
En Youtube también se puede encontrar más material de las entrevistas no editado en el corte final (buscar
“House of numbers Deluxe Edition DVD”). Por ejemplo, este video:
donde en la primera parte Kary
Mullis dice cuándo empezó a sospechar del vínculo entre VIH y SIDA.
Comenta que tenía que escribir un artículo y cuando escribió la frase “el VIH
es la posible causa del SIDA”, quería hacer una referencia a un artículo que
respaldara esa afirmación, y no conocía ninguno. Llegó a preguntarle en persona
al mismo Luc Montagnier, pero este le mencionó dos o tres artículos que Mullis
dice que no tenían nada que ver con el SIDA, ni menos con una prueba de que el
VIH causara SIDA. Kary Mullis también creía que la
técnica de PCR creada por él no servía para detectar virus por medio de un test
[NOTA: esto figura en varios artículos, pero no se encontró fuente directa, por
el momento]. Stefan Lanka también cuestiona el
VIH. En estos videos, se ve a un joven Lanka hablando sobre el tema y
criticando el proceso de aislamiento del virus: - https://www.youtube.com/watch?v=tWO4i_6ROdc
La discusión sobre la existencia
de microorganismos externos al cuerpo que pueden crear enfermedades cuando se
introducen en él se remite al siglo XIX y a la rivalidad entre Béchamp y
Pasteur. En pocas palabras, se puede decir que Pasteur propugnaba la idea de
que los gérmenes causan enfermedades. Mientras que Béchamp pensaba que los
gérmenes se encuentran en nuestro cuerpo de manera simbiótica, y sólo cuando
los tejidos de la persona o las condiciones ambientales se desestabilizan,
estos gérmenes se manifiestan como síntoma de la enfermedad (y no como causa). Algunos artículos (o buscar otros
en Internet): - http://materialdenmg.com/pasteur-vs-bechamp/
El libro que menciona Stefan
Lanka en el video “Pandemic Theater” presentado en un post anterior es este: The private science of Louis Pasteur, de Gerard L. Geison
que contiene notas privadas de
Pasteur, no pensadas para ser públicas. Un libro sobre la rivalidad entre
Pasteur y Béchamp es este: Béchamp or Pasteur? A Lost Chapter in the History of Biology, de
Ethel Douglas Hume
Desde ya, para profundizar en el
tema, lo mejor sería también leer los textos de los mismos Pasteur, Béchamp, y
otros biólogos e investigadores de la época.